El Complejo de Edipo: entre la moral y las leyes naturales

Hace unos años leí una noticia que llamó inmediatamente mi atención: se trataba de Jorge, un joven homosexual mexicano a quien su propia madre ofreció el vientre para alojar a su primogénito- al hijo de su hijo, su propio nieto-,  concebido por la ciencia, por medio de fertilidad asistida. Al parecer- además del amor parental-, los padres del muchacho justifican la situación como una suerte de devolución de favores: hace algunos años el muchacho había donado un riñón a su padre, salvándole la vida. Luego volveré a la noticia.

"Edipo y la Esfinge",
de Gustave Moreau (1864)
Independientemente de la profundidad de entendimiento o conocimiento que se tenga sobre una materia determinada- sobre todo aquellas que cambian el curso de la historia- suele ocurrir que sus aportes más importantes terminen por instalarse con el tiempo como una perspectiva más de la cultura general. Y si hay algo que no se le puede negar al Psicoanálisis es su estatus de disciplina revolucionaria: si bien Sigmund Freud tomó como punto de partida ideas de su época, con un fuerte apoyo en las teorías biologicistas de la psiquiatría del Siglo XIX, el desarrollo de sus conceptos fue mucho más allá, rompiendo- y en muchos casos defenestrando por completo- con algunas de las teorías que más y mejor instaladas se encontraban.
Uno de los grandes aportes del Psicoanálisis que se utiliza en la actualidad a diestra y siniestra en el discurso cotidiano ha sido lo que Freud llamó Complejo de Edipo: de ahí que en alguna charla trivial sobre alguien demasiado apegado a alguno de sus progenitores aparezca un comentario (al parecer obligado) del estilo: "Carlitos tiene un complejo de Edipo de aquellos...". Y quizás la idea no sea tan errada, pero es necesario apuntar que el bien llamado Complejo no es tan simple, e implica muchas cuestiones. La primera de estas cuestiones es  su estatus mítico: en efecto, Freud se apoya en un antiguo mito griego, versado por Sófocles en una compleja trilogía trágica: Edipo Rey, Antígona y Edipo en Colono, aunque sobre todo en la primera, Edipo Rey. Intentaré ser escueto. Veamos de qué se trata:

Layo- rey te Tebas- consulta al oráculo de Delfos, preocupado por el futuro de su sangre, dado que él y su esposa Yocasta aun no habían concebido hijos. El oráculo le responde que debería sentirse afortunado: de tener un hijo, este le daría muerte. A partir de este momento Layo hará lo imposible por no unirse con su esposa, aunque esta finalmente lo logrará al embriagarlo. Nace entonces el primogénito, que será rápidamente abandonado por Layo en el monte Citerón, con los pies agujereados con un clavo y atados,  esperando esquivar así su nefasto destino.

Sin embargo, el niño será encontrado por un pastor que al ver el estado de sus pies lo nombrará Edipo (pies hinchados, en griego antiguo) y lo entregará a Pólibo, rey de Corinto quien lo cría amorosamente junto a su esposa Peribea.
Siendo ya adulto, a Edipo le es revelado que es hijo adoptivo, aunque la reina Peribea se lo niega rotundamente. Ante tal confusión y preocupado por su porvenir Edipo consulta a la Pitia (la pitonisa, oráculo) quien repite la predicción que había obtenido Layo en Delfos: "Matarás a tu padre y te casarás con tu madre". Horrorizado Edipo decide dejar para siempre Corinto, creyendo que al alejarse de sus padres podrá evadir el terrible designio.

El Oráculo de Delfos, declarado
Patrimonio de la humanidad
Es en su escape que se cumplirá la primera parte de la profecía: En el camino que lleva a Delfos, Edipo (que caminaba a pie) tropieza con el carro de Layo, quien se dirigía al oráculo para consultar cómo librarse de la Esfinge, un terrible ser que presentaba acertijos a los viajeros, devorando a quien no supiera responder. Por orden del rey, el auriga (esclavo designado para conducir el carro) ordena de manera arrogante a Edipo que se aparte, atropellándolo. Enfurecido, Edipo lo ataca, dándole muerte. Los caballos se desbocan y el rey Layo, enredado entre las riendas, cae al suelo y es arrastrado por el carro, muriendo él también. Sin saberlo, Edipo acaba de asesinar a su padre.
Ya en las puertas de Tebas la Esfinge hace su aparición, presentando un acertijo que Edipo resuelve, liberando así a la ciudad del terrible monstruo. El joven es recibido entonces en la ciudad como héroe, por haber liberado a Tebas de aquel monstruo que la oprimía, e ignorando que la reina Yocasta fuese su madre, Edipo la desposa y tienen cuatro hijos: Eteocles, Policines, Antígona e Ismene. Finalmente, la profecía completa estaba cumplida.
Algunos años después la peste azota a Tebas. Tiresias, el adivino más célebre de Grecia anuncia que las condiciones no mejorarán hasta que expulsaran a quien fuera el asesino de Layo. Edipo, ignorando que se trataba de él mismo, maldice brutalmente al asesino, pero conforme Tiresias agrega detalles de la historia, el joven rey termina por comprender toda la verdad, y el trágico final se avecina: Yocasta, madre y esposa de Edipo se ahorca al no poder soportar la vergüenza. Edipo, por su parte, carcomido por el remordimiento, se quita los ojos y pide a Creonte- su cuñádo, hermano de Yocasta, y futuro rey de Tebas- que lo destierre. Ahora andará errante por Grecia, hasta que en Colono encontrará la muerte en batalla con las Furias, criaturas mitológicas que vigilaban las puertas del inframundo, castigando a aquellos cuyos crímenes no fueron expiados en el mundo de los mortales. Hasta aquí el mito de Edipo.

Pensemos ahora en el invento de Freud: El Complejo de Edipo. En líneas generales, es definido como el deseo inconsciente (repito: inconsciente) de mantener relaciones sexuales con el progenitor del sexo opuesto (incesto, el varoncito con la madre, la mujercita con su padre) y de eliminar al padre de su mismo sexo (parricidio). Por otra parte, Freud describe otra constelación diversa en la que se puede presentar el conflicto: es el Complejo de Edipo Negativo, donde el deseo inconsciente de mantener relaciones incestuosas se dirige al padre el mismo sexo y la rivalidad y rechazo al del sexo opuesto. De las principales fases del desarrollo psicosexual del niño  ubicadas por Freud (que en otro momento profundizaré), el Complejo edípico coincide con la tercera (fase fálica), aproximadamente entre los 3 y 6 años de edad, culminando en un periodo que llamará de latencia, algo así como de pausa. Finalmente, la última fase (fase genital, donde el placer genital toma primacía) advendrá con la pubertad, momento en que el Complejo de Edipo se revivirá, declinando con la elección de objeto (sexual) y dando paso a la sexualidad adulta.
Es importante aclarar que cuando en psicoanálisis hablamos de sexualidad infantil, no hablamos de sexo, del sexo tal cual lo conocemos los adultos, sino más bien de cualquier actividad que genere cierto placer en el cuerpo. De allí el clásico ejemplo del chupeteo: el chuparse el dedo genera al niño cierto tipo de placer en la zona de su boca (fase oral). Muy distinto es hablar del placer sexual a partir de la etapa genital, donde comienza a aparecer algo del placer sexual adulto, del tener relaciones sexuales con otra persona. Pero, en líneas generales, creo que la similitud entre el mito griego de Edipo y lo que Freud bautizó Complejo de Edipo o también Conflicto edípico resulta ahora más clara: la relación incestuosa con el padre del sexo opuesto, y la eliminación del padre de su mismo sexo. Claro que existen diferencias, que hacen al desenlace trágico del mito de Edipo: que él no sabía, y que efectivamente todo aquello ocurrió. Mientras que en el caso del Complejo descubierto por Freud se trata del deseo de que ocurra. En cuanto al no saber de Edipo, Freud lo reemplaza por lo inconsciente del deseo: lo que no se sabe es el deseo, que ese deseo incestuoso y parricida efectivamente existe.
Retengamos entonces que:

1- El Complejo de Edipo se define como el deseo inconsciente de mantener relaciones sexuales incestuosas con el progenitor del sexo opuesto y de eliminar al padre de su mismo sexo (parricidio). Se da entre los 3 y 6 años, para entrar luego y hasta la pubertad en un periodo de latencia, de pausa.
2- Los cambios de la pubertad (desde los 10 u 11 años) sumados a la posibilidad biológica real de reproducirse sexualmente, reavivan el conflicto y junto a la primacía del placer genital allanan el camino hacia la elección de objeto sexual (hetero u homosexual) y la salida a la sexualidad adulta.
3- Ahora bien: la elección de objeto sexual definitiva, si bien comenzará a manifestarse a partir de la pubertad, ya está determinada desde que el niño entra en periodo de latencia: la salida del Complejo de Edipo sentará las bases para la sexuación, para la elección de objeto sexual. Para esta salida es fundamental la función de la Ley, de la prohibición. En otro artículo hablaré de esto concretamente; por ahora retengamos que la función de Ley del Padre será lo que determinará el tipo de salida del Complejo: el niño puede identificarse, querer ser como el progenitor del mismo sexo (su padre, por ejemplo) al que odiaba, dado que siendo como él podría tener relaciones con alguien como su madre. También podría identificarse a su progenitor del sexo opuesto y buscar partenaires de su mismo sexo. Pero en cualquier caso es fundamental que la prohibición de cumplir con los deseos incestuosos y parricidas venga a actuar como Ley social, para desplazar esos deseos al exterior de la pareja parental; es decir: que en su adultez el sujeto busque partenaire fuera de su familia.

Según dicen, la madre-abuela embarazada
Intentaré aplicar estas cuestiones teóricas a la práctica. Algunas cuestiones pueden  resultar extrañas al principio, por lo que pido al lector que intente captar la lógica de la interpretación, no sólo el contenido.
Recordemos: un joven homosexual mexicano de 31 años a quien su madre le ofreció el vientre para alojar a su futuro hijo- futuro nieto de la mujer-, concebido por medio de fertilización asistida. Finalmente, la mujer considera estar haciendo una devolución de favores a su hijo, quien hace algunos años salvó la vida de su padre al donarle un riñón.

Rápidamente podemos ubicar entonces a la madre del joven en el lugar que ocupara Yocasta en el mito de Edipo: será madre y abuela del hijo de su hijo. De su padre es cierto que no podemos decir ni que el joven lo haya matado ni asegurar que desee hacerlo. Lo que sí podemos decir es que la vida de su padre ha estado en sus manos (recordemos que la salvó al donarle un riñón). También podemos aventurar una hipótesis: que, al menos simbólicamente, este padre, como padre, como Ley deja mucho que desear: es un padre muerto ¿En qué me apoyo para tomar semejante riesgo? Más arriba hablé de la prohibición como fundamental para la salida exogámica, para la búsqueda de partenaire fuera de la pareja, y voy a agregar algo: que la Ley debe funcionar tanto en un sentido como en otro: por una parte, el hijo entenderá que sus padres no pueden ser sus objetos sexuales... pero los padres, por su parte, deben entenderlo también. En este caso, su padre además cede la madre al hijo: No sólo no hace Ley prohibiendo que el muchacho tenga un hijo de su madre, sino que además la cede como devolución de favores. En este sentido, un progenitor que no funcione como Ley puede ser un papá, un viejo, un 'pa', pero como Padre (función Padre) está, al menos, muertoEntendamos que se trata de un nivel simbólico, inconsciente. No hablamos ni de la voluntad ni del pensamiento, sino de un nivel donde cierto acomodamiento de las cosas, de las personas y de las funciones pueden asimilarse a estructuras de niveles mucho más profundos. Digamos que hablamos de metáforas.

Es cierto también que es un joven de 31 años, no un niño de 3 a 6 . Y dada su orientación sexual definida (homosexualidad), podemos suponer que en la pubertad esta elección terminó de manifestarse. De sus prácticas sexuales no sabemos nada, por lo cual no podemos hablar de una sexualidad adulta o no, pero tampoco es el objetivo de esta nota. Esta situación es completamente actual, y está lejos de aquellos años donde lo actual era el tránsito por la fase fálica y el Complejo de Edipo. Eso fue hace tiempo. Pero también es cierto que esta situación y su posterior análisis (uno de los tantos posibles) nos puede estar dando una idea bastante cercana de cómo se configuraron en ese entonces niño las estructuras que darán lugar a lo que aquí comentamos. Quiero decir que a pesar de su actualidad, la situación hoy comentada bien podría tratarse de una fiel repetición de lo que ocurrió en aquellos años infantiles: el deseo sexual incestuoso, el padre muerto que evitando prohibir, cede su mujer a un hijo deseoso que a su vez quedará cautivo del deseo de su madre (tampoco es casual que sea homosexual, y qué, como su madre, desee a un hombre).
Como decía anteriormente, el joven no ha tenido relaciones con su madre para tener un hijo con ella (o al menos no tenemos noticia de ello)- de hecho, ha intervenido la ciencia-. El tampoco ha matado a su padre. Lo que sí podemos suponer es que a nivel inconsciente la profecía del oráculo está representada punto por punto: Por una  parte su Padre en efecto, parece un muerto (por otra parte, quizás esté efectivamente muerto, ya que en las diversas fuentes que vi la noticia no se habla de él más que para recordar el trasplante años antes) , mientras que a pesar de no haber tenido relaciones sexuales, con su madre, este joven está a pocos meses de tener efectivamente un hijo de(con) su madre. Y tal como le ocurriera a Edipo, de todo esto, él no se ha enterado.

Para no extenderme más me gustaría plantear una pregunta, sobre algo que ya dejé vislumbrar, pero que me permití dejar abierto. Al principio Jorge se resistía a la propuesta, pero que su madre insistió hasta convencerlo. Un extracto del artículo dice así:
"Un día me llamó mi mamá por teléfono y me dijo que acababa de ver un programa de televisión sobre madres sustitutas en donde los especialistas coincidían en que la mejor madre sustituta es la abuela (...) Mi mamá me decía: ´Piensa en el niño. Una madre sustituta lucha todo el tiempo por no quererlo porque lo va a dar, y yo no porque va a ser mi nieto, por favor´".
Entonces: ¿Qué lugar ocupa aquí el deseo de la madre?