Psicoanálisis: de elites, distorsiones, responsabilidades y palabras raras

Si de algo se lo ha venido acusando al psicoanálisis (entre taaaantas otras cosas) es de ser una teoría elitista, sobre todo en lo relativo al lenguaje que utiliza para transmitir sus conceptos. Este débil razonamiento se apoya en que si una teoría usa un lenguaje “complicado”, no es accesible a todos, sino sólo a una élite que pareciera entender ese lenguaje tan ajeno a la humanidad, como si todo el que  lo utilizara de manera más o menos adecuada hubiese nacido hablando raro, y con una capacidad extra sensorial para entender a Freud o a Lacan, u otros referentes: ser psicoanalista- parece- es innato.
Esto resulta interesante: lejos de criticar la teoría como tal (sus conceptos, sus vías alternativas, sus vueltas, sus fundamentos), se critica su estilo “complicado”, “difícil”. Podemos deducir, quizás, que quien critica el estilo, no ha llegado al punto de revisar la teoría ¿Cómo hacerlo si se queja de no entender lo que lee? Paréntesis: sería muy positivo que esta queja básica no apuntara a defenestrar la teoría, sino que partiera de un genuino interés por entenderla, y a partir de allí elegirla o desecharla.
Sin embargo, a pesar de que la crítica me parece liviana, además de ser una escapatoria fácil y rápida, voy darle algo crédito: existen psicoanalistas que, una vez adquirido cierto lenguaje técnico, parecieran quedar atrapados en una especie de burbuja tecnicista… pero ¿no ocurre esto con toda disciplina con un lenguaje técnico específico? Igual: no quiero caer en la justificación fácil.

De todas maneras, están aquellos que se cubren de esta dificultad de la siguiente manera: no se puede explicar de otra manera: se trataría de una vulgarización innecesaria y que se alejaría de la teoría verdadera: hay palabras que no se pueden reemplazar (Por mi parte, leí en algún lado que entender es poder explicar con las propias palabras). Los detractores, por su parte –con eterna esa voluntad anti-aporte –, aprovechan el agua para su molino: “si no todos lo pueden entender, no es para todos”… confundiendo el lugar del profesional con el del lego, como si no hubiese que formarse largos años para entender determinadas cuestiones (¡entendámoslo de una bendita vez!: hay posiciones en las cuales lo innato no puede evadirse)... y como si, aun así, no ocurriera que muchos que se forman durante largos años salen sin haber entendido nada.
De todas maneras, todo sujeto tiene en sus manos la posibilidad de adentrarse o no en determinada disciplina, sin que tenga por esto que convertirse en profesional. Lo problemático no es lo que el lego – el “no iniciado”- haga con lo que escucha o lee sobre una teoría, sin haber profundizado debidamente en ella. Lo que me parece más importante es lo que hace con los conceptos de la disciplina quién, efectivamente, se forma en ella: Es aquel, en definitiva, quién ejercerá la profesión; no quien lo vaya a consultar. Entonces, me gustaría separar las cosas, sobre todo cuando no son lo mismo.

Por un lado, tenemos este "efecto de vulgarización", atribuido a la bajada de los conceptos técnicos específicos a un lenguaje coloquial, por decirlo de alguna manera. Disiento con que esto constituya una vulgarización en el sentido peyorativo del término: Lo vulgar no en sí negativo… en todo caso: es poco elegante. Disiento principalmente por dos razones:

Primero, no creo que esté mal intentar bajar conceptos que muchas veces son en sí mismos complejos y difíciles de abordar, sobre todo cuando uno no está en tema, pero incluso cuando uno está en tema: incluso quién se forma en psicoanálisis fue en algún momento un completo ignorante en la materia, como todo: nadie nace sabiendo, y como acá se viene perfilando, además de las intenciones que pueda tener un autor con su estilo, también sabemos que la cuestión de "lo complicado" tiene un componente subjetivo del que intenta entender lo que lee: a veces no es que “tal escriba o hable complicado”: a veces -sólo a veces- pasa que “tal no entiende lo que lee, por más simple que sea”. (¿también será innato?)

Entonces, no me parece mal que se baje a lo coloquial, dado que, por otra parte, lo complejo de ciertas cuestione teóricas mal entendidas por no ser debidamente explicadas y despejadas, derivan muchas veces - las más de las veces- en prejuicios infundados, o peor: únicamente fundados en el malentendido… Y ¿Cómo hacer entender que siempre se trata de un malentendido sin caer en la propia trampa?
De todas maneras, no se trata de convencer a nadie de nada. Ya lo dijo Dolina: “quien trata de convencer en media hora, no intenta convencer, intenta intimidar” 

Segundo punto: Siempre – y no tengo dudas al respecto: siempre - que aparece una teoría revolucionaria, que conmueve los paradigmas de la época, sus conceptos fundamentales suelen traspasar los límites de su ámbito, y terminan por instalarse en la sociedad, asimilándose con el tiempo a la cultura.

En este sentido, pensar esta supuesta vulgarización de los conceptos psicoanalíticos, nos puede hacer pensar en lo revolucionario del trabajo de Freud. Si la teoría no tuviese importancia alguna, no saldría de su bunker elitista. Pero esta un arma de doble filo: puede dar lugar al malentendido del que hablé arriba, por el efecto "teléfono descompuesto". Aunque, repito, esto no creo que sea un gran problema. "La gente" no es la que tiene que estar sentada frente a un paciente y velar por su salud mental: esa parte le toca al profesional, y por lo tanto, su formación es la que importa.

Lo que creo realmente grave no es esa supuesta vulgarización lega, del discurso cotidiano, de ese abstracto que algunos llaman "la gente". Lo que más bien me preocupa es la tergiversación: la desfiguración o interpretación errónea, lo cual ocurre, históricamente, cuando quien intenta formarse, o fundamentar una crítica, en su atolondramiento, no se toma el tiempo para revisar y analizar lo que se lee.
Volvamos al caso de los profesionales, que es el caso que debe ocuparnos, porque se trata de los encargados de tratar con la salud mental, y una distorsión de la teoría o de la técnica, decantan en todo caso en la distorsión de la praxis, y viceversa.
A esto hay que prestarle atención dado que aquel que, como "profesional que sabe" se convierte en referente sobre la cosa, en caso de distorsionar la teoría, estará refiriendo las cosas de manera errónea.

Están también quienes justifican: "escribo complicado para que no se me tergiverse". Lacan  era un caso y, curiosamente, en este punto era más claro y categórico que Freud.
Freud era claro, sí... pero también decía: "como no escribo para la clientela, me tiene sin cuidado que no me entiendan". Así y todo, se escuchan quejas sobre Lacan, a la vez que se reclama melancólicamente la simpleza de los textos freudianos. Y bien: si algo ha quedado claro es que, si los textos de Freud son tan simples, muchos han dado y aun dan testimonio de una absurda incapacidad para su lectura, llegando a suponer, por ejemplo al analista como modelo a emular.
Entre nosotros, que no se comente, pero: lo cierto es que Freud es bien complejo, y la tendencia a dejarse fascinar por su estilo ha hecho caer en la ilusión de lo fácil a más de uno.

Así y todo escuchamos que el psicoanálisis, ya desde sus comienzos, reboza de conceptos ambiguos y poco precisos, y que se prestan a adaptarse a cualquier situación de manera tramposa.
Por mi parte, no creo que el problema en Freud tenga que ver con alguna falta de precisión en sus conceptualizaciones. En todo caso: el lenguaje coloquial no es preciso y Freud no era coloquial, sino que refería a las definiciones concretas de las palabras. Además, estaba persuadido de que las mismas son pasibles de ser contextualizadas: que pueden tomar diferentes significados según el contexto, por lo que en todos los casos se encargaba de dejar bien en claro el uso que haría de este tesoro llamado "palabras".

Cuando Freud comienza a hablar de la sexualidad del niño, se mete automáticamente en un terreno ya de por sí delicado: ¡¿cómo va a decir que los niños tienen sexualidad?! Los puristas suelen estar seguros de que la moral es natural en la especie humana (otros innatistas)... y por ahora no me voy a meter con la hipocresía erótica del Siglo IXX. Cuando Freud dice, por ejemplo, que la sexualidad del niño es perversa y polimorfa, no hay confusión posible cuando se sabe qué quiere decir cada palabra: Perversión, no quiere decir "práctica sexual contraria a la moral de la época", sino que refiere a prácticas del orden de la sexualidad que tienen por objetivo algo distinto que la reproducción de la especie.
La palabra Sexualidad, por su parte, aplica a toda práctica que genere placer, y no especialmente al uso sexual de los genitales, si bien incluye este uso. En todo caso, el error es de quien confunde “genitalidad” con “sexualidad”. Salvando el error, pensar un niño perverso y polimorfo aplica perfectamente, dado que el niño realiza prácticas placenteras y que no tienen como objeto la reproducción de la especie. Y su perversión es polimorfa, porque esta búsqueda de placer puede manifestarse de muchas (poli) formas (morfos): masturbación, chupeteo, caricias, etc.
Entonces, este es un punto importante: A Freud lo leyeron como si fuese coloquial, y esto derivado de una fascinación por su estilo literario, cuando en realidad, él era muy preciso en términos técnicos y conceptuales.

¿Qué pasó cuando Freud usó la palabra Trieb (pulsión) en vez de Instinkt (instinto)? Un lio, y todavía muchos buscan igualarlas, porque instinkt se entiende, mientras que trieb... no tanto, porque no es instinkt… aunque se podría abordar y empezar a captar algo de la trieb, si se entendiera que no es el instinkt. En cambio, se la fuerza conceptualmente para ser instinto, y como no se adapta se la critica y se la desecha: curiosamente,  trieb  (pulsión) es uno de los conceptos fundamentales del psicoanálisis, uno de los cuatro que Lacan delimitó: inconsciente, transferencia, pulsión y repetición.

Esto me lleva a preguntarme ¿Tergiversó Lacan a Freud?. Es una buena pregunta, porque las malas lenguas dicen que Lacan hace decir a Freud cosas que Freud no dijo. Retomo entonces la pregunta ¿Tergiversó Lacan a Freud? 
Una lectura rigurosa y sin despecho, nos permite asegurar que no. ¿Por qué estoy tan seguro? Espero, con mi argumentación, poder despejar algunas críticas absurdas, que rezan generalmente así: "Ah, entonces, ¿Cómo es que Lacan hace verdadero psicoanálisis, si también critica y se corre de Freud en muchos aspectos?".

Bien, la realidad es que los conceptos de Lacan se ajustan de manera más que adecuada a la conceptualización freudiana, en la medida que de aquellas derivan. Si uno hace una lectura cuidadosa, efectivamente, es cierto: "esto está en Freud", o "Esto no lo digo yo, lo dice Freud", como dice Lacan muchas veces.
También tenemos un Lacan que en un punto de su enseñanza (a partir del Seminario 10: La Angustia) comienza a desarrollar conceptos propios, originales... o mejor dicho, desarrolla un concepto propio, quizás el único: el objeto (a).

Si seguimos al francés, vemos que el camino hasta y desde el objeto (a) está plagado de críticas y oposiciones al maestro vienés... Pero hacer de esto una crítica se vuelve absurdo en boca de quienes no saben captar esto: Que lo que Lacan suele denunciar en Freud, suele hacerlo desde la propia teoría freudiana, con esta lógica: "Si Ud., Freud, dice que tal cosa es de tal manera, entonces, Ud. mismo está faltando a su propia doctrina". En efecto: es más papista que el papa. No iba a ser Freud quien se salvara del señalamiento de su tropiezo.

Unos ejemplos prácticos: Lacan critica duramente muchos historiales freudianos:

- En Dora, critica haberle insistido a Dora en que estaba enamorada del Sr. K.
- En Elizabeth Von R., haberle insistido en que debía casarse con su cuñado.
- En El hombre de los lobos, el haber insistido en encontrar una escena que no estaba en el discurso del paciente. Esto que decantó en el desencadenamiento de una psicosis tardía.

Son varias críticas, pero una misma estructura en todas: Lacan le critica a Freud no haber respetado los principios que él mismo consideraba fundamentales y que hacen a la ética del psicoanálisis: neutralidad y abstinencia. 

¿Por qué derrapó así Freud? Lacan lo capta y lo dice claramente, sin complicaciones: Hay algo del deseo de Freud que no fue analizado... El camino de Freud fue el autoanálisis, aunque él mismo dijera que el análisis propio era una condición necesaria para todo aquel que se quisiera formar como analista. Ahora, me pregunto ¿son estos yerros condenables? Me gusta pensar esta respuesta como la siguiente paradoja: ¿puede Dios, siendo omnipotente, crear un ser más poderoso que él mismo? (Y para quien buscando evitar la cuestión se centre en la palabra Dios: no, no creo que Freud sea Dios: en la pregunta hay una lógica paradojal en juego a la que vale la pena poner atención).
No es casual que estos tratamientos hayan terminado como terminaron: el que no desencadenó una psicosis, huyó rápidamente el tratamiento. Con lo cual, estos errores del padre del psicoanálisis constituyen también eso que se dice "la excepción que confirma la regla": no ejercer la práctica dentro de los estrictos límites de la neutralidad y la abstinencia llevan llevan a lo peor. 

Esta desviación del artículo tiene un sentido: Se dice que Lacan escribe complicado, y que hace decir a Freud cosas que no dijo.

Pero a mí no me parece mal que Lacan escriba como escriba, sobre todo si tomamos en cuenta la enseñanza que nos deja lo ocurrido con Freud. En esta lógica, deduzco que lo llamado lo complicado es en realidad lo no-coloquial.

No creo que con la física- por ejemplo- ocurra algo muy distinto: para cualquiera que no esté en el ámbito (me incluyo), los conceptos de la física son chino básico, entonces "son complicados", mientras que para quien anda en el tema, es como su lenguaje "nativo". También están los que, siendo parte del colectivo físico andan diciendo cualquier cosa sobre las teorías de los demás. Entonces, para no generar confusiones, la física crea fórmulas matemáticas... aunque eso, de todas maneras, no exime al lego del no entendimiento de la física.

La conclusión es que hay que estar en tema... o al menos contar con el deseo de estar en tema... o ni siquiera eso: basta con estar al tanto de que las cosas pueden ser distintas, existen otras maneras.
Dicho todo esto, diría que Lacan no "escribe complicado", sino que más bien es "rebuscado" cuando escribe.

Hoy estoy dolinesco, así que me remito de nuevo a él, que lo escuché decir algo así: 


“Cuando le decimos a los pibes que estudien, les decimos que así van a tener un futuro, un buen trabajo, van a poder tener guita. Pero lo que deberíamos decirles es que si se foman, que si estudian, si se cultivan, van a tener más y mejores placeres”