El trabajo del psicólogo no es un trabajo cualquiera. Para muchos parece algo fácil, simple: sentarse y, de vez en cuando, decir "ajá". Pero las cosas, queridos amigos, son bastante más complicadas. Y bastante complicado es, también, poner en palabras todo lo que ocurre en una sesión: al paciente, al analista, al vínculo entre ambos, ese vínculo sin el cual nada daría resultado.
Podría decirse - para hacerla un poco más complicada aun - que se trata, justa y efectivamente, de lo difícil que es poner las cosas en palabras.
Como se darán cuenta, no es un trabajo cualquiera, ni para cualquiera. Digamos que es algo así: